Manuel A. Vega
SABANA DE LA MAR.- El Obispo de la Diócesis de San Pedro de Macorís, Monseñor, Francisco Antonio Ozoria Acosta, denunció que las travesías de personas en frágiles embarcaciones a la vecina isla de Puerto Rico ya es una profesión que cuenta con el consentimiento o complicidad aparente de quienes tienen la responsabilidad de salvaguardar las costas en República Dominicana.
Al
 ofrecer una homilía en la parroquia “Nuestra Señora del Pilar”, de 
Sabana de la Mar, por cumplirse ayer sábado los 15 días del naufragio en
 yola, donde perdieron la vida unas 57 personas, apenas 13 sobrevivieron
 y no se sabe aún el número de desaparecidos, el prelado católico, dijo 
que en la tragedia hay muchos culpables, que deberían pagar por el 
delito de embarcar gente en naves inseguras.
“Ante
 este hecho tenemos la tendencia de buscar culpables, unos culparán a 
las mismas víctimas; otros culparán a los que viven de esa profesión, 
transportando personas a Puerto Rico; otros culparán a las autoridades 
que en complicidad con los últimos, se hacen de la vista gorda para 
dejar salir a quienes asi lo deseen”, significó Ozoria Acosta, en sus 
reflexiones.
Consideró
 la Vida como una de la primera causa que “descubrimos es la no 
valoración de la vida: La vida es un don de Dios que hay que apreciar y 
la persona humana con eses don tan valioso, ni se puede vender ni se 
puede comprar”.
Significó
 que la visión materialista de la vida, la que consideró la segunda 
causa de los naufragios, se producen por la falta de formación, que 
lleva a no usar adecuadamente la razón y que por esa causa, “llegamos a 
concebir la vida y la persona, desde el materialismo, poniendo el dinero
 y el progreso material, por encima de todos los valores humanos, 
morales, cristiano y ciudadanos”.
Atribuyó
 como una tercera causa y no menos preocupante, la situación económica y
 las dificultades que afronta el país, indicando que son muchos los 
dominicanos y dominicanas que se han ido, pero que son muchos más lo que
 piensan abandonar el país, porque creen que es la única solución de su 
situación económica.
Denunció
 que muchas familias hipotecan sus casas y otras pertenencias, para 
arriesgar sus vidas embarcándose en frágiles yolas, para buscar una 
mejor suerte, que muchas veces queda atrapada en las garras de los 
tiburones.
Dijo
 sentirse dolido por la forma en que se manejó la tragedia, vaciando los
 cadáveres como si se tratara de un metro de arena o varios quintales 
varillas.
“Me
 duele que estemos acostumbrados a casos como ese y seamos insensibles a
 la pérdida de 57 vidas humanas y al dolor de esas familias, que debe 
ser el dolor de la gran familia dominicana”, acotó el prelado católico.
Deploró
 el trato que se le dio a los cadáveres, a juzgar por las imágenes que 
se difundieron, indicando que esa no es la cultura que se tiene de 
enterrar y tratar a los muertos en República Dominicana.
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