El lago Azuei continúa su entrada a tierras Jimaní
LAS AUTORIDADES INICIARON CENSOS DE LOS AFECTADOS EN LA ZONA DEL LAGO ENRIQUILLO



  • La circulación de vehículos y de transeúntes es cada vez más difícil en Jimaní, debido a que el agua cubre más de la mitad de la carretera.
Adriana Peguero
Jimaní. Bahoruco.- El lago Azuei o Sumatra, perteneciente a Haití, no para de crecer dentro del territorio dominicano. Según versiones de los vendedores del mercado dominico- haitiano que se desatrolla en Mal Paso, en las últimas dos semanas ha crecido de forma acelerada, y sus aguas amenazan con sacarlos a todos de allí.
El mercado binacional ha quedado anegado, situación que obliga a más de un centenar de haitianos a colocarse al otro lado de la verja que separa a ambas naciones para pregonar sus mercancías.
Los vendedores que aún comercializan sus mercancías del otro lado del portón han colocado gravas, piedras, cartones y otros materiales para intentar detener el aumento de las aguas bajo sus pies, pero el Azuei sigue avanzando, de modo que los más vulnerables tienen que subirse en sillas plásticas o en las mesas donde exhiben sus mercancías, para evitar mojarse los pies todo el día con el agua salada que brota debajo de ellos.
El agua casi ha sepultado las edificaciones que allí existen, mientras faltan algunos centímetros para que las aguas del lago Azuei terminen de cubrir un tramo de la carretera que une a República Dominicana con Haití, por lo que el tránsito ya se realiza con dificultades.
Los habitantes de este municipio dijeron que esperan que el presidente Leonel Fernánez anuncie medidas tal y como lo hizo con los afectados del lago Enriquillo, porque su futuro es ahora más incierto con el continuo aumento de las aguas del lago.
Ventas al pregón
El lago haitiano han tomado más terreno dentro de Jimaní, y ello ha cambiado la dinámica del mercado en esa zona. Los haitianos ofertan en las calles de Jimaní artículos como hornos microhondas, secadores de pelo y otros efectos para el hogar, que por su tamaño eran vendidos en puestos fijos en el mercado de Mal Paso.
“Es que el agua no nos deja vender. Es muy dificil estar allí con los pies llenos de esa agua salada. Ya tenemos que trabajar de este lado que está seco, que está mejor”, dijo Dino Julian.
El regidor de Jimaní, Daniel Alberto Pérez, declaró que al caso de Jimaní las autoridades no le han puesto interés, a pesar de los efectos que produce a la parte dominicana la crecida del lago haitiano. “Aquí no ha habido la voluntad, deseo ni la intención de venir a tomar una decisión para resolver el problema que ha dejado el Azuei. Parece que a las autoridades no les preocupa lo que pasa aquí”, dijo.
Caso Enriquillo
Mientras en Jimaní se quejan por la poca atención de las autoridades, los afectados por las inundaciones del lago Enriquillo, en las provincias Bahoruco e Independencia, dijeron estar esperanzados en que la solución de sus problemas está a la vuelta de la esquina. Ya las autoridades iniciaron los censos en los diferentes municipios y per sonal del Instituto Agrario Dominicano y la Secretaría de Agricultura se ha reunido varias veces con los ganaderos y productores agrícolas, e identifican una serie de posibilidades para asentarlos.
Dijo que se han escogido algunos predios en Baitoa y Espartillar, en Duvergé, así como en Derrumbadero, Sabana Prieta, Cerro Colorao y otras zonas, donde hay que iniciar un proceso legal.
Así lo dio a conocer el presidente de los ganaderos de Duvergé, Dalvis García Volquez, quien dijo que la gente está más animada a raíz de la visita del presidente Fernández.
Sin embargo, señaló que el Instituto Dominicano de Recursos Hidráulicos (Indrhi) no ha empezado a trabajar, situación que preocupa a los ganaderos, porque esa institución está encargada de obras que garantizan que el río Yaque del Sur no los afecte. “Parece que el Indrhi está esperando que se inicie la temporada ciclónica para trabajar”, estimó.
HAY AGUA DEBAJO DE LAS VIVIENDAS
La población de Boca de Cachón, en Jimaní, fue censada el pasado domingo, pero los residentes allí quieren que los retiren cuanto antes de la zona, porque el agua se encuentra a un pie bajo sus casas y patios.
En esta localidad el lago Enriquillo, que no para de crecer, alcanzó la orilla de la carretera y la gente teme que las casas empiecen a desplomarse.
La señora Militina Recio dijo que a raíz de que el lago Enriquillo empezó a crecer perdió la paz y sus sueños se han transformado en una continua pesadilla, por el temor que el lago se meta en su casa mientras duerme, como pasó con el río Blanco en Jimaní.
“Gracias a Dios ya nos censaron y estamos aquí a espera de que empiecen a sacarnos a un lugar seguro”, agregó.

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