Las Cigua
Según
la leyenda que gira en torno a las Ciguapas, las gentes del pueblo la
describen como una joven de cuerpo bien formado, rasgos mestizos y de
hermosa fisionomía. Aducen algunas personas que ellas siempre se
muestran desnudas, exhiben una larga cabellera que cubre la parte
trasera de su cuerpo y que a la vez le sirve de abrigo. Muestran un pelo
suave y lustroso.
Dicen que las ciguapas son muy esquivas,
de aspectos tristes, muy tímidas y que temen a los humanos. Presentan
ojos negros rasgados y de mirada penetrante por lo que se recomienda a
los hombres no mirarla nunca a los ojos para que no queden hechizados
con su mirada y se hundan en un éxtasis de amor. Se cuenta que tienen un
corazón cazador porque provocan un amor a primera vista. -¡ Un torrente
de pasión !. - ¡Un amor realmente devastador con expresiones eróticas!
Suelen salir por las noches en tiempos
de "Luna llena" en busca de algún caminante melancólico al que embrujan
con su mirada, los seducen, los aman y en un beso le absorben su último
suspiro .Tal es su belleza henchida de sensualidad que la utilizan como
armas para atrapar a los hombres y luego de ser seducidos
desaparecerlos.
En otra ocasión salen en busca de
frutas, peces o aves con los cuales se alimentan. Se comenta que tienen
los pies al revés, por lo que dejan sus huellas inversas al rumbo de su
destino.
Por la noches emiten un gemido suave
parecido al llanto de un niño que es su único medio de comunicación
verbal, otros dicen que es como un "Canto de Sirena", que emiten al
amanecer y que el hombre que atienda a estas "dulces quejas" está
perdido para siempre. También se dice que por las noches se las puede
escuchar suspirar y llorar y la mañana siguiente se observan las piedras
húmedas por sus lágrimas.
Estas jóvenes son esencialmente
nocturnas y prefieren las zonas sombrías de los bosques y de las cuevas,
en sus cercanías con los ríos y mares.
También se dice que le esperan espantosos infortunios a la persona que se atreva a matar a una de ellas.
Si usted ve a una Ciguapa, no atienda a su canto, ni las mire a los ojos para que no les embruje con el poder de su sensualidad.
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