Un muro fronterizo en propiedad privada: otro efecto de las políticas migratorias en EE. UU.
Por SIMON ROMERO 29 de mayo de 2019 Volver al artículo principalComparte esta página
Share
Tweet
Email
Continue reading the main storyFoto
Trabajadores erigieron una barrera cerca de la frontera de Estados Unidos con México en Sunland Park, Nuevo México, el 27 de mayo. Credit José Luis González/Reuters
Read in English
ALBUQUERQUE, Nuevo México — Hasta el momento, el congreso estadounidense ha obstaculizado el plan del presidente Donald Trump de construir un muro a lo largo de la frontera con México. Sin embargo, eso no ha impedido que algunos simpatizantes encuentren una manera de construir su propia barrera.
[Si quieres recibir los mejores reportajes de The New York Times en Español en tu correo suscríbete aquí a El Times]
Un grupo de presión que exige un control fronterizo más estricto está gastando 6 millones de dólares en la construcción de un cercado fronterizo de menos de un kilómetro en un terreno privado al sur de Nuevo México. Emprendieron el proyecto con la esperanza de que este ayude a limitar el flujo de familias migrantes que intentan entrar a Estados Unidos por El Paso, Texas.
“Realmente era ridículo lo fácil que era rodear el muro de El Paso hasta que construimos esto”, dijo Kris Kobach, quien es conocido por su postura extremista respecto a la inmigración y es miembro del consejo consultivo del grupo, We Build the Wall (Construimos el muro), que recauda fondos para financiar una barrera en la frontera sur.
EXPLORA NYTIMES.COM/ES
En el Perú, una alternativa a Machu Picchu aún oculta
Kobach develó el vallado el Día de los Caídos en un terreno de Sunland Park, Nuevo México, propiedad de American Eagle Brick Company. Comentó que la empresa que se contrató para construir el muro, Fisher Industries de Dakota del Norte, tenía planeado terminar el proyecto en unos cuantos días.
Sin embargo, la eficacia y la legalidad del muro están en duda. El tramo de muro podría simplemente desviar a las familias a puntos de cruce en áreas más remotas, como ha sucedido con otros fragmentos del cercado fronterizo.
El proyecto ya ha sido objeto de críticas de dirigentes electos en Nuevo México y Texas, que lo consideran un ardid publicitario, mientras que otros señalan los vínculos entre We Build the Wall y un grupo paramilitar de derecha cuyo líder está en prisión por acusaciones relacionadas con posesión de armas.
El alcalde de Sunland Park, Javier Perea, dijo que la ciudad emitió una orden para detener la actividad el 28 de mayo tras determinar que los constructores no contaban con los permisos necesarios para el proyecto.
“En este momento, la construcción del muro es una violación de las leyes y ordenanzas de la ciudad”, afirmó Perea, y confirmó que no se había presentado un documento, además de que el cercado excedía la altura máxima permitida de 1,8 metros.
Dustin Stockman, vicepresidente de We Build the Wall, dijo que el proyecto estaba respaldado por una “base jurídica sólida” y que se finalizaría.
La representante demócrata de El Paso, Veronica Escobar, enfocó su escrutinio en Kobach, el exsecretario del estado de Kansas que se postuló sin éxito para gobernador el año pasado, y en Stephen Bannon, exasesor de Trump y presidente del consejo consultivo de We Build the Wall.
“Es muy perturbador cuando personas que no son de aquí, como Kris Kobach y Steve Bannon, llegan y utilizan a nuestra comunidad y a nuestra gente como plataforma para impulsar sus posturas racistas”, declaró Escobar en un comunicado.
La gobernadora de Nuevo México, Michelle Luján Grisham, también demócrata, dijo: “Es absurdo actuar como si la edificación de una pequeña sección de muro en propiedad privada sirviera de algo para asegurar nuestra frontera sur ante el tráfico de personas y drogas o para atender las necesidades humanitarias de los solicitantes de asilo y las comunidades locales que los acogen”.
We Build the Wall comenzó en diciembre como una campaña de recaudación de fondos en línea por medio de GoFundMe iniciada por Brian Kolfage, un veterano de la fuerza aérea. La organización declaró que pretendía recaudar 1000 millones de dólares. Hasta ahora, ha recaudado 20 millones de dólares de donadores privados.
Jeff Allen, copropietario de la empresa en cuyo terreno se está erigiendo el muro, le dijo a The El Paso Times por qué estaba a favor del proyecto. “Los ilegales nos han asaltado”, dijo. “Por aquí están pasando traficantes de drogas y cualquiera que se oponga a esto está en contra de Estados Unidos”.
En el desierto cerca de Sunland Park ha habido actividad de las milicias. El grupo llamado Patriotas Constitucionales Unidos o United Constitutional Patriots subió un video a las redes sociales que muestra a sus miembros deteniendo a familias migrantes.
We Build the Wall utilizó videos grabados por el grupo paramilitar en sus presentaciones para recaudar fondos, de acuerdo con información de Phoenix New Times.
A pesar de que Kobach aseguró el 28 de mayo que We Build the Wall no tenía ninguna relación con el grupo, Jim Benvie, el portavoz de la milicia, dijo que había entablado acuerdos con Kolfage, el fundador de We Build the Wall, y expresó su alegría por el proyecto.
“Este es nuestro territorio”, dijo Benvie sobre el área donde se estaba construyendo el muro. Agregó que el grupo consideraba el proyecto como una victoria y planeaba vigilar otras áreas en Texas, Arizona o Nuevo México.
Trump se ha enfrentado a un obstáculo tras otro en su misión para construir un muro a lo largo de toda la frontera. Después de que el congreso se rehusó a destinar fondos para el proyecto, un juez federal de California emitió una orden judicial este mes que le impide al gobierno de Trump desviar fondos para el muro mediante una declaración de emergencia nacional.
Incluso antes de este brote de milicias y construcciones, los residentes de las zonas fronterizas desde hace mucho han batallado con las secciones cercadas existentes. Los investigadores afirman que la expansión del cercado fronterizo durante el gobierno de Bush condujo a los migrantes hacia puntos de cruce en territorios más remotos, lo cual provocó cientos de muertes por exposición al calor extremo del desierto.
Kobach rebatió las afirmaciones de que esta nueva porción de muro pondría en riesgo a las familias migrantes.
“No creo que esta cerca ponga en peligro la vida de nadie”, manifestó Kobach, mientras aseguraba que los migrantes no buscarían cruzar la frontera en el punto donde termina la nueva porción de muro, cerca de un acantilado. “Dudo mucho que intenten escalar un muro de más de 5 metros”, opinó.
Sin embargo, mientras se desarrolla el debate en torno al muro, el desierto está cobrando vidas. Este mes, en un episodio funesto, un mexicano de 26 años fue encontrado muerto cerca de otra porción del muro fronterizo al sur de Nuevo México. Los investigadores están realizando estudios para determinar si murió al caer tratando de escalar el muro.
Comentarios