El terremoto de magnitud 7 que sacudió Haití el 12 de enero de 2010 dejó una huella de desolación que persiste a día de hoy. La comunidad internacional se volcó en los instantes posteriores al seísmo de una manera sin precedentes, pero una década después Naciones Unidas y las ONG presentes en el país caribeño avisan de la enormidad de unos retos alejados ya del foco global.
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