Aunque todos los animales, incluyendo el murciélago, son creación de Dios, y fue Él quien nos dio a algunas especies para comer, claro está que entre esos no se encuentra este mamífero de pequeño tamaño.
Dios es justo, al igual que todos sus juicios (Salmos 119:137), por lo cual podemos estar seguros de que todo lo que Él hace tiene una razón.
Obedecer a la palabra de Dios no solo nos garantiza que ello traerá consigo bendición, sino que también nos hará entender que su voluntad siempre será mejor que la nuestra y que Él siempre querrá lo mejor para sus hijos.
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