La idea es evitar que estén acostados y, por lo tanto, permitir que haya más espacio para los pulmones. Algunos médicos incluso les piden a los pacientes que se recuesten en colchones especiales de masaje diseñados para mujeres embarazadas, porque tienen espacios que alivian la carga del estómago y el pecho.
ImageAlgunos médicos han puesto a pacientes con la COVID-19 en colchones de masaje hechos para mujeres embarazadas.
Algunos médicos han puesto a pacientes con la COVID-19 en colchones de masaje hechos para mujeres embarazadas.
Credit...Ken Sutin
Otros doctores reajustan las máquinas de respiración CPAP —normalmente utilizadas para ayudar a las personas con apnea del sueño— o han combinado válvulas y filtros. Para algunos pacientes enfermos de gravedad, un respirador quizá sea la única esperanza real.
También está el espacio necesario dentro de los edificios y la mente de las personas. En un instante, cada vez más vestíbulos y cafeterías se convirtieron en alas hospitalarias; la tecnología de telemedicina rara vez utilizada se ha disparado repentinamente, y los médicos sostienen conferencias virtuales al lado de las camas de los pacientes con familiares que se encuentran en otros lugares; los médicos se obligan a separarse física y emocionalmente de los campos de batalla donde el oponente, el coronavirus, nunca hace un alto al fuego, como sí lo ha hecho el resto de la sociedad.
Más de 12.000 personas han muerto a causa del coronavirus en Connecticut, Nueva Jersey y Nueva York, donde hay más de 260.000 casos confirmados. Casi con seguridad, esas cifras subestiman las muertes, reconocen los funcionarios, pues las pruebas realizadas a las personas vivas y muertas siguen siendo irregulares
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