Es posible que a menudo tengas pensamientos negativos que simplemente te hacen sentir mal. No te apures, es mucho más común de lo que piensas y de hecho, nos pasa a la mayoría de las personas. Ansiedad y malos pensamientos suelen ir de la mano, por eso, queremos darte algunos trucos para que sepas cómo enfrentarte a ellos de manera inteligente.
Se calcula que cada persona tiene entre 55.000 y 70.000 pensamientos al día. Tener esos pensamientos segrega en tu organismo una serie de sustancias químicas que pueden provocarte placer o dolor: pueden ser positivos y por tanto, placenteros; o negativos o por tanto, dolorosos.
Es decir, una persona que tiene pensamientos negativos de manera recurrente segrega una serie de sustancias que continuamente le hacen sentir mal. Es por eso que ansiedad y malos pensamientos vienen en el mismo pack.
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Ansiedad y malos pensamientos
Pero eso no es lo peor: esas sustancias de su cerebro pueden llegar a crear dependencia, de forma que esa persona busca inconscientemente esos impulsos negativos porque su organismo se los acaba pidiendo.
Por otro lado, los pensamientos negativos suelen derivar en estados de ánimo complejos como ansiedad, estrés o angustia.
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Si es tu caso, probablemente entiendas que si quieres estar bien es preciso invertir tus pensamientos y salir de ese círculo vicioso de negatividad. Pero, ¿Cómo hacerlo? En este artículo te contamos tres trucos para dejar a un lado esos pensamientos negativos que te impiden avanzar:
Detéctalo y expúlsalo
Los pensamientos negativos aparecen sin esperarlo, pero por la sensación que te transmiten, tú sabes si son negativos o positivos. Ahora has de buscar una forma de detectarlos y expulsarlos. Por ejemplo, asígnales una imagen de algo que te resulte desagradable.
¿Odias las aceitunas negras? Imagínate que cada pensamiento es una aceituna negra y que debes echarla en un cubo de basura donde ya no la veas más (tirarlas por la ventana también vale).
Al asignarle una forma física, consigues eliminarlo más fácilmente porque deja de ser abstracto. Las aceitunas son sólo un ejemplo, tú puedes elegir lo que quieras: cucarachas que puedes pisar, zapatos de tacón o queso azul. Lo importante es que con este ejercicio consigas controlar tu ansiedad y los malos pensamientos.
Evita aquello que los hace aparecer
En ocasiones aparecen cosas que te provocan esas sensaciones negativas. Pueden ser imágenes, canciones, lugares y hasta personas. Si ya has aprendido a detectarlos y los has metido en tu cubo de basura para aceitunas negras, ahora toca el siguiente paso: evitar que vuelvan a aparecer.
Al reducir su presencia en tu vida, dejarás espacio para que aparezcan impulsos positivos, los que segregan sustancias en tu cerebro que te hacen sentir bien.
Además de evitarlos, también puedes distraerte de ellos, es decir, evitarlos descaradamente. Esto es, cuando aparezca un pensamiento negativo, cambia tu actividad.
¿Estabas viendo la tele y ha aparecido algo doloroso? Apágala y ponte a leer un libro, ponte música bonita y empieza a bailar, entra en Instagram, escápate al gimnasio o juega una partida de ajedrez con la persona que tengas más cerca.
Si buscas la distracción conscientemente, acabarás dándole esquinazo de verdad a la ansiedad y a los malos pensamientos
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