Una entidad llamada Solidaridad Dominicana con Haití rechazó este martes la construcción por parte del Gobierno de un muro en la frontera, lo cual calificó de “vergonzoso”.
En documento enviado a ALMOMENTO.NET la entidad dijo que cuenta con más de 20 organizaciones afiliadas y también se oponen a “un oneroso préstamo de los colonialistas de Israel en la frontera con la República de Haití”.
El documento
El texto íntegro del documento es el siguiente:
«Construyamos Puentes de Justo Intercambio Comercial y Solidaridad
No al vergonzoso y odioso muro con la Hermana República de Haití!!
Las organizaciones firmantes repudiamos enérgicamente la decisión del Gobierno Dominicano que preside Luis Abinader Corona de construir una llamada verja perimetral, un muro del apartheid en la frontera Domínico-Haitiana, sumándose y aprobando con fondos públicos y el auspicio de potencias extranjeras, los reclamos de los sectores minoritarios más recolonizados y fascistas de nuestro país.
Como principio fundamental, rechazamos el muro fronterizo, así como todos los muros, porque constituyen una afrenta y una vergüenza que separa a seres humanos y a dos pueblos hermanos que comparten la isla que los Pueblos Originarios nombraron Babeque, Bohío o Haití, isla preñada de problemas sociales y económicos, causados por las potencias colonialistas-imperialistas y las insaciables oligarquías de ambos países que ocasionan que la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas vivan en pobreza y debajo de su línea.
Rechazamos el muro, porque no podemos permitir una Gaza en el Caribe, porque los muros son ejemplos palpables de acciones odiosas e inaceptables de naciones imperialistas y expansionistas como son los conocidos casos del muro del fascista Donald Trump en la frontera de Estados Unidos en contra de los históricamente atacados Estados Unidos Mexicanos y el de los sionistas de Israel en contra de la gloriosa y colonizada Palestina.
Nuestro país, edificado también por nuestros próceres Restauradores, como Gregorio Luperón, en los pilares de la paz, la hermandad, el respeto a la dignidad de las personas y el derecho internacional, no debe prestarse a semejante proceder de construir un muro vergonzoso, cuando precisamente el concierto de las naciones civilizadas marchan hacia la ruptura de todos los muros que la separan.
Para construir el xenófobo muro se nos quiere hacer creer a los dominicanos y dominicanas que nuestros problemas sociales y económicos son generados por la República de Haití, y que los problemas de la frontera se resuelven construyendo un muro, bajo el alegato de evitar el cruce de nacionales haitianos y los negocios ilícitos, cuando la realidad es que los problemas tienen su base en la cimiente del desigual e imperante sistema capitalista que enriquece cada día más a la oligarquía, al empresariado y a las transnacionales que impune e históricamente se han llevado nuestras riquezas, agregándose la gran corrupción en la frontera, sobre todo entre los altos jefes militares y los funcionarios de ambos gobiernos.
El muro es una concesión del Gobierno del Partido Revolucionario Moderno en favor de los mal llamados grupos “nacionalistas” y sus reclamos racistas y xenófobos, reclamos que se ven fortalecidos con la política supremacista blanca que aplicó el Gobierno de Trump y asumida con vehemencia por el PRM y su gobierno constituido mayoritariamente por los grupos empresariales oligárquicos tradicionales que exhiben escasez de melanina.
La población inmigrante haitiana en República Dominicana ha demostrado ser en sentido general una diáspora movida por razones económicas y académicas, con estadísticas bajas en delincuencia y alta en producción económica, en 2017 el aporte por manos de obra tuvo un valor agregado que rondó el 9.54% (ENI 2017), ha demostrado ser muy trabajadora y estudiosa, decenas de miles de estudiantes haitianos estudian en nuestras universidades, pagando por visado US$350.00, el país recibe alrededor de US$220 millones al año en remesas desde la hermana República de Haití (OBMEC), sólo en la Universidad autónoma de Santo Domingo un estudiante paga por semestre alrededor de US$900.00. Inmigrantes haitianos también los encontramos laborando como profesionales en salud, educación entre otros sectores y muy abusados en la muy injusta industria de la amarga azúcar, en donde todavía se les violan los derechos laborales y humanos a los “Históricos Cañeros y Cañeras”, igual a sus familias en los todavía excluídos bateyes, sufriendo la exclusión social y hasta la negación a un nombre legal y a la nacionalidad obtenida al nacer en el país cuando la Constitución de la República les reconocía sus derechos a la nacionalidad. Encontramos los y las inmigrantes de Haití trabajando duro en el pujante sector de la construcción, en las plantaciones agrícolas, en el sector doméstico y hotelero, en trabajos duros que la mayoría de dominicanos y dominicanas no hacen y prefieren realizarlos como inmigrantes en países donde salario y condiciones laborales son mejores.
La historia demuestra que no es posible separar los pueblos por muros, máxime cuando Haití, en un muy desigual negocio, es el segundo socio comercial de República Dominicana y la fuerza de trabajo del inmigrante haitiano juega un papel importante en nuestra economía impulsando el desarrollo económico de los enriquecidos y el Estado. En vez de un muro de 367 kilómetros, lo justo es cultivar relaciones de igualdad, cooperación y solidaridad para la solución común de los problemas, desarrollar nuestras economías y proveer vida digna para ambos pueblos, promoviendo la creación de empresas que generen empleos y servicios dignos que tanta falta les hace a ambas naciones, sin depender de potencias extranjeras que imponen políticas para dividir, saquear, empobrecer y con sus invasiones (por EEUU: Haití 1915-1934, 2004; República Dominicana 1916, 1965) y prácticas injerencistas violan nuestras soberanías y democracias siempre con el objetivo de impedir la unidad caribeña que tanto promovieron Bolívar, Petión, Martí, Luperón y Betances.
La decisión del presidente Luis Abinader no se corresponde con los propósitos de un Caribe unido y fuerte que haga valer los intereses de nuestros países en el camino del desarrollo integral como “Zona de Paz” sin tutelajes alguno.
Demandamos al Gobierno Dominicano echar atrás la ya iniciada construcción del muro de la xenofobia y no endeudar más al país. Es injusto que generaciones futuras tengan que pagar con creces un proyecto tan inhumano como inutil, y que los recursos del erario público sean comprometidos para pagar el alto endeudamiento externo del préstamo de los colonialistas de Israel, en vez de trabajar en la necesaria justicia social y económica del pueblo dominicano.
Exigimos que el gobierno invierta mayores recursos en las provincias que históricamente han sido las más empobrecidas, como son las fronterizas.
Que descontinúe el presidente Luis Abinader la componenda con Jovenel Moïse, constitucionalmente no reconocido como presidente por el pueblo haitiano y la mayoría de sus instituciones públicas desde el pasado 7 de febrero del presente año. Es una traición para ambos pueblos que hayan decidido a sus espaldas y por influencias imperiales, la construcción de tan bochornoso muro.
Que el Gobierno Dominicano aplique políticas que faciliten las condiciones que permitan vivir en Paz, sin necesidad de muros que avergüencen al pueblo dominicano, y seamos por un lado el hazme reir internacional y por el otro, estemos recibiendo la condena por presentarse como un país racista.
Enarbolemos las banderas de la colaboración y la solidaridad!
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